domingo, 23 de noviembre de 2008

Un golpe de suerte, deriva en una noche de lujuria

Itzaacs decide apostar al azar de la quiniela, para allegarse algunos recursos monetarios.
Eligen con Pendorcho, entre las hortalizas y frutas que les arrojaron en su última incursión en la verdulería, las mejores, y las venden en la vía pública
Con el dinero obtenido en la venta, deciden apostar al 328.
Las dificultades de dicción de Itzaacs, provocadas por un resto de lombriz en sus dientes, hace que la chica que atiende en la casa de apuestas, confeccione la boleta
con el número 628.
Al día siguiente, concurren al lugar, y la empleada les comunica que han resultado favorecidos por la fortuna.
Se reparten el premio en partes iguales, no sin antes separar una pequeña suma, para comprarle unos bifes a Pancracio, gesto que el animalito agradece, dandosé por primera vez en mucho tiempo, una panzada de proteínas animales.
Se separan saludándose efusivamente, y el maestro, le pide a Pendorcho que se haga cargo por unas horas, de Pancracio puesto que él, tiene algunos asuntos importantes que atender.
Por la noche, Itzaacs decide concurrir al burdel del pueblo, se queda impactado con una joven cuyo nombre es Prisia.
Luego de conversar con ella,y sumamente excitado, pasa a la pieza deprisa, con Prisia.
Una vez adentro, el maestro se despoja de sus ropas, y la joven comienza a relatarle la angustiosa historia de su vida y el cuesta abajo moral, que la ha llevado a ejercer tan antigua y poco reputada profesión.
Itzaacs, conmovido por el relato, le entrega todo el dinero que posee, y decide no hacerla suya, es decir hace la suya, exhibiendo, en la penumbra de la habitación, el altruismo propio de los iluminados.
Antes de retirarse, la chica le suplica que le entregue su ropa, para regalársela a su papá, que no tiene con que vestirse, a lo cual Itzaacs accede gustoso.
Para evitar que salga desnudo a la calle, le entrega la pantalla de un velador, con el cual puede a gatas cubrirse sus partes pudendas.
Una vez fuera del local, un policía lo detiene por hurto simple, interpretando equivocadamente que el maestro se ha robado la pantalla del velador, entonces, en su defensa, Itzaacs ofrece el testimonio de Prisia, pero ella niega conocerlo.
Es llevado a prisión desnudo, y alojado en una celda con tres hombres musculosos de aproximadamente 1,90m, sospechosos de haber violado a un vagabundo, que al verlo entrar, lo estudian con gran interés y detenimiento, llegando incluso a palparlo lascivamente, con sus grandes manos.
Al otro día es liberado, luego de pasar una noche muy agitada en su celda, en la que ha logrado estrechar vínculos con sus compañeros de calabozo, a tal punto, que estos lo despiden con afecto y nostalgia, y prometen sumarse al Menefreguismo, cuando purguen su condena, la cual se verá aumentada por un nuevo caso de violación, ya que las cámaras del
Decide concurrir al hospital, para hacerse ver, por un dolor extraño que siente en la parte baja de su espalda.

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